Paz Berti con Mariza Wagner


Mariza es para mi la maestra de Artaud, ella me mostró por primera vez quien era este personaje romántico y cruel que hoy compartimos. Me ayudo a dar mis primeros pasos en el Arte y la Locura, y su relación entre si. Me enseño con su libro lo mal que se la puede pasar en la vida, pero lo rico que es vivirla.
Hoy llego a esa casa vieja de Alfredo Moffatt y el encuentro abriéndome la puerta como siempre, a dar pasos por el amor, las letras, la locura… el arte.
Me regala risas, abrazos y miradas de comprensión mutua.

Con fragmentos de su libro “Los montes de la loca” realice mi primer unipersonal “El loco del hospicio”, presentado en Allen en el 2006.

Juego de espejos


Cuando se toca fondo
y se mastica el polvo,
te das cuenta, aprendes,
que aún no lo has perdido todo,
que hay más para perder,
que el fondo, en realidad, no tiene fondo,
que aún se puede descender
y descender.
Se piensa que ya no se puede estar más solo
y sin embargo, sí se puede…
hay más soledad, te lo aseguro.
Pero un día…
un día cualquiera, se te da por mirarte en el espejo
(no abundan los espejos en el manicomio,
por razones obvias, se me ha dicho).
No importa, el espejo del que hablo, está en otro lado,
adentro.
Y te das cuenta, por ejemplo,
que tenés dos piernas,
te las mirás, las sometés a prueba,
y te vas a dar una vuelta por el parque del hospicio.
Y te cruzás entonces, con otro espejo que deambula,
más valioso y fidedigno…
¡Y acaece la revelación!
¡Qué voy a estar sola…si somos
mil setenta locos acá adentro!
Y cuando nos juntamos los espejos
uno le da coraje al otro y resistimos.
La subestimación.
La discriminación.
Los abandonos.
Pero bueno, estas ya no son cosas de locos.


“Los Montes de la loca”
Mariza Wagner

1 comentario:

Unknown dijo...

que maravilloso escrito...